Respeto y admiro a quienes viajan
al extranjero y abandonan su zona de comodidad para llevar medicinas, ayuda
humanitaria, paz y la Palabra de Dios a países remotos. En Mateo 13:57 nos
exhorta asi: “Y se resistían a creer en él. Pero Jesús les dijo: —En todas
partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa.” Pero
desde mi punto de vista nuestro ministerio está más cerca de lo que podemos
imaginar.
Nuestra Situación
Si miramos a nuestro alrededor
veremos situaciones parecidas a las que encontramos en el extranjero. Vemos a
la pareja que aborta al hijo por nacer por razones económicas, emocionales y
afectivas, por arrepentimiento y falta de madurez entre otras. Estas personas también
requieren nuestro consejo, apoyo, consuelo y dirección. Tenemos a nuestros
ancianos, que después de dar su vida por nuestra sociedad, reciben sus últimos días
de vida solos, abandonados, faltos de alimentación y medicamentos adecuados.
Personas aptas y disponibles sin empleo. Y el abuso desenfrenado de animalitos
callejero y mascotas entre otras calamidades de la ciudad. ¿Todavía crees que
en el extranjero haces mas falta? En Marcos 14:7 nos
dice asi: “Porque a los pobres siempre los tendréis con
vosotros; pero a mí no siempre me tendréis.”
Nuestro estilo de vida
Si te fijas bien gran parte de los
problemas que tienen otros países es gracia a nuestro estilo de vida. ¿No me
crees? Fíjate que mientras nosotros usamos zapatos quienes los fabrican andan
descalzos ¿lo sabías? Mientras que nosotros gastamos gasolina muchos de esos países
Vivian en la pobreza y hoy sus derechos humanos son pisoteados. Muchos de los países exportadores de petróleo fueron
explotados por nosotros para poder conservar nuestro placentero estilo de vida.
Fíjate en las palabras de Jesús al respecto en Lucas 12:15 y nos dice asi: “Y
les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Y en Jeremías 45:4-5 estas
palabras son más clara y especificas: "Así le dirás: "Así dice el SEÑOR: 'He aquí, lo que he edificado, lo
derribo, y lo que he plantado, lo arranco, es decir, toda esta tierra.' "Pero tú, ¿buscas para ti grandes cosas? No las busques; porque he
aquí, voy a traer calamidad sobre toda carne"declara el SEÑOR"pero a ti
te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde vayas."
Nuestra Enfermedad
Hoy los enfermos somos nosotros.
Ahora más que nunca somos nosotros quienes requerimos de una intervención inmediata
de un sanador. Un sanados que consuele a nuestro espíritu, eduque a nuestra
alma, nos guie por el buen camino para que asi podamos alimentar correctamente
a nuestro cuerpo sin tener que hacerle daño al prójimo. En Marcos 2:17 nos dice
asi: “Al oír esto, Jesús les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de
médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores.” Y Pablo en Romanos 15:14 nos exhorta de esta manera: “Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos
estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis
amonestaros los unos a los otros.”
Nuestra Solución
No es una utopía el sanar nuestra
sociedad. Es un proyecto arduo, peligroso y costoso. Pero tenemos esperanza. En
un día no lo podremos hacer. Pero se puede. Poco a poco podemos educar y
compartir la Palabra de la Sana Doctrina entre nuestros vecinos, amigos y compañeros
de trabajo. Solo requiere cinco minutos para llevar un mensaje y tenemos todo
un día para hacerlo. Compartamos parte de lo que tenemos con las personas
adecuadas. Has donativos aunque sean pequeños e invita, motiva y educa a tus
familiares y amigos a hacer lo propio. En mi opinión no tenemos que pasar
hambre para llevar una buena dieta. Si queremos más dinero tenemos que ser más
eficientes y no mas esclavos del trabajo. Seamos perfume grato y fruta fresca
al prójimo. Sigamos la doctrina de Jesús. Un pasaje bíblico al respecto lo
encontramos en Gálatas 6:9 en el cual Pablo nos exhorta
a obrar bien, de buena fe y hasta la saciedad. Dice asi: “Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos
cansamos, segaremos.”
Distribuye y comparte este
mensaje, y sobre todo, anímate a poner de tu parte un poquito cada día. En Filipenses 1:6 nos exhorta asi: “estando
convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús.”