“… Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor: Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante Dios.” (Miqueas 6:8)
¿Ha escuchado la historia de aquel feligrés que fue reconocido como el hombre más humilde de la iglesia? Le dieron una medalla, y al domingo siguiente se la puso y tuvieron que sacársela por orgulloso…
No nos sorprendamos si a veces la humildad no es verdadera humildad. Porque tan pronto como pensamos que somos humildes, ¡no lo somos! Hablando Bíblicamente, la humildad personal incluye la idea de bajarse o rebajarse, ocupar un lugar inferior. Quizá la mejor manera de entender la humildad es tratar de vernos con los ojos con que Dios nos ve en lugar de vernos con nuestros propios ojos.
El conocido predicador Carlos Spurgeon definía la humildad como “(hacer) una estimación correcta de uno mismo”. Otro conocido orador afirmó que “La humildad no es negar el poder o los talentos que uno tiene, sino admitir que los talentos provienen de Dios y el poder no proviene de uno sino que se manifiesta a través de uno”. Después de la Segunda Guerra mundial, Winston Churchill comentó humildemente:
“Yo no era el león, pero cayó sobre mí para darme el rugido del león”.
El enfoque del último número de Counselor’s Corner (El Rincón del Consejero) fue desenmascarar el orgullo oculto que todos tenemos. Para arrepentirnos o desechar verdaderamente el orgullo es necesario que abracemos o nos vistamos de humildad. Como dice Santiago 4:10: “Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.” La lista siguiente contiene doce sugerencias que he recogido aquí y allá sobre como humillarnos. Como verá la mayor parte de ellas son cosas básicas de nuestra fe Cristiana.
DOCE SUGERENCIAS PARA HUMILLARNOS
1. Cumplamos con la rutina de confesar nuestros pecados a Dios (Lucas 18:9–14). Todos nosotros pecamos y estamos privados de la gloria de Dios. Sin embargo, muy pocos de nosotros cumplimos con la rutina de practicar un examen personal riguroso y honesto. Una práctica esencial de la humildad es revisar nuestro corazón y nuestra conducta semanalmente, o mejor diariamente, añadiéndole la confesión de nuestros pecados a Dios.
2. Reconozcamos los pecados que cometemos contra otros (Santiago 3:2; 5:16). La humillación delante de Dios no es completa a menos que también haya humildad delante de los hombres. Una prueba real de nuestra voluntad de humillarnos es estar dispuesto a compartir con otros las debilidades que confesamos a Dios. Sin embargo, se recomienda hacer esto con personas de nuestra confianza.
3. Enfrentemos lo malo pacientemente (1 Pedro 3:8–17). Esto ha sido una dificultad para mí. Cuando algo es injusto quiero reaccionar y rectificarlo. Sin embargo responder con paciencia a las acusaciones y acciones injustas de otros demuestra la fuerza de nuestro carácter y proporciona una oportunidad de ejercer la humildad.
4. Sometámonos activamente a la autoridad… ¡sea buena o mala! (1 Pedro 2:18). Nuestra cultura no da valor a la sumisión, más bien promueve el individualismo. ¿Se somete usted deliberada y activamente a aquellos que Dios ha puesto como autoridades en su vida? Hacer esto es una buena manera de humillarse a sí mismo.
5. Aceptemos la corrección y la reacción de otros gentilmente (Proverbios 10:17; 12:1). Un pastor se destacaba porque aceptaba con gentileza cualquiera reacción o corrección negativa. Simplemente solía decir: “Gracias por ocuparse de mi lo suficiente como para compartir esto conmigo. Voy a orar acerca de esto y me pondré en contacto con usted.”. Este pastor siempre ora: “Señor, ¿qué estás tratando de mostrarme a través de esto?”
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6. Aceptemos un lugar inferior (Proverbios 25:6–7). Si usted está deseando sentarse a la cabecera de la mesa, queriendo que los otros reconozcan su contribución, o se siente ofendido cuando otros son honrados o elegidos, es porque ha brotado el orgullo. Propóngase apoyar a aquellos que han sido elegidos en lugar suyo. Acepte y busque el lugar inferior; ¡es el lugar de la humildad!
7. Propongámonos asociarnos con personas de una condición inferior a la nuestra (Lucas 7:36–39). Los fariseos se burlaron de Jesús porque alternaba con los pobres y los de condición inferior. Nuestra cultura está demasiado preocupada con el estatus, y la gente naturalmente quiere alternar con personas que están en una condición más elevada. Resista la tentación de ser parcial con los que tienen un mayor estatus o más riqueza.
8. Tomemos la decisión de servir a otros (Filipenses 1:1–2; 2 Corintios 4:5; Mateo 7:36–39). Cuando servimos a otros estamos cumpliendo con el propósito que Dios tiene para la vida de ellos. Al hacerlo estamos quitando nuestros ojos de nosotros mismos y construyendo el Reino de Dios en lugar del Reino del ego. Cuando el servicio a otro no nos cuesta nada debemos preguntarnos si realmente estamos sirviendo o no.
9. Estemos siempre dispuestos a perdonar (Mateo 18:21–35). Posiblemente el perdón es uno de los mayores actos de humildad. Perdonar es reconocer que alguien nos ha hecho mal y renunciar a nuestro derecho a que ese mal sea reparado. El perdón es la negación del yo. El perdón consiste en no insistir en nuestra razón y nuestra justicia.
10. Cultivemos un corazón agradecido (1 Tesalonicenses 5:18). Mientras más desarrollamos una actitud de agradecimiento por el regalo de la salvación y la vida que Dios nos ha dado, más correcta es nuestra perspectiva del ego. Un corazón agradecido es un corazón humilde.
11. Propongámonos hablar bien de otros (Efesios 4:31–32). Decir cosas negativas de otras personas las pone “abajo” y a nosotros nos pone “arriba”. ¡Esta es una forma sutil de orgullo! Hablar bien de otros los edifica y los eleva. Sin embargo, asegúrese de que lo que usted dice no es mera adulación.
12. Tratemos al orgullo como algo que siempre necesita ser puesto al pié de la cruz (Lucas 9:23). El ser orgullosos forma parte de nuestra naturaleza, y lo que trae humildad es la naturaleza de Dios en nosotros. El fundamento de la verdadera humildad es comprometerse a morir diariamente al yo y a vivir por medio del poder de Dios.
2. Reconozcamos los pecados que cometemos contra otros (Santiago 3:2; 5:16). La humillación delante de Dios no es completa a menos que también haya humildad delante de los hombres. Una prueba real de nuestra voluntad de humillarnos es estar dispuesto a compartir con otros las debilidades que confesamos a Dios. Sin embargo, se recomienda hacer esto con personas de nuestra confianza.
3. Enfrentemos lo malo pacientemente (1 Pedro 3:8–17). Esto ha sido una dificultad para mí. Cuando algo es injusto quiero reaccionar y rectificarlo. Sin embargo responder con paciencia a las acusaciones y acciones injustas de otros demuestra la fuerza de nuestro carácter y proporciona una oportunidad de ejercer la humildad.
4. Sometámonos activamente a la autoridad… ¡sea buena o mala! (1 Pedro 2:18). Nuestra cultura no da valor a la sumisión, más bien promueve el individualismo. ¿Se somete usted deliberada y activamente a aquellos que Dios ha puesto como autoridades en su vida? Hacer esto es una buena manera de humillarse a sí mismo.
5. Aceptemos la corrección y la reacción de otros gentilmente (Proverbios 10:17; 12:1). Un pastor se destacaba porque aceptaba con gentileza cualquiera reacción o corrección negativa. Simplemente solía decir: “Gracias por ocuparse de mi lo suficiente como para compartir esto conmigo. Voy a orar acerca de esto y me pondré en contacto con usted.”. Este pastor siempre ora: “Señor, ¿qué estás tratando de mostrarme a través de esto?”
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6. Aceptemos un lugar inferior (Proverbios 25:6–7). Si usted está deseando sentarse a la cabecera de la mesa, queriendo que los otros reconozcan su contribución, o se siente ofendido cuando otros son honrados o elegidos, es porque ha brotado el orgullo. Propóngase apoyar a aquellos que han sido elegidos en lugar suyo. Acepte y busque el lugar inferior; ¡es el lugar de la humildad!
7. Propongámonos asociarnos con personas de una condición inferior a la nuestra (Lucas 7:36–39). Los fariseos se burlaron de Jesús porque alternaba con los pobres y los de condición inferior. Nuestra cultura está demasiado preocupada con el estatus, y la gente naturalmente quiere alternar con personas que están en una condición más elevada. Resista la tentación de ser parcial con los que tienen un mayor estatus o más riqueza.
8. Tomemos la decisión de servir a otros (Filipenses 1:1–2; 2 Corintios 4:5; Mateo 7:36–39). Cuando servimos a otros estamos cumpliendo con el propósito que Dios tiene para la vida de ellos. Al hacerlo estamos quitando nuestros ojos de nosotros mismos y construyendo el Reino de Dios en lugar del Reino del ego. Cuando el servicio a otro no nos cuesta nada debemos preguntarnos si realmente estamos sirviendo o no.
9. Estemos siempre dispuestos a perdonar (Mateo 18:21–35). Posiblemente el perdón es uno de los mayores actos de humildad. Perdonar es reconocer que alguien nos ha hecho mal y renunciar a nuestro derecho a que ese mal sea reparado. El perdón es la negación del yo. El perdón consiste en no insistir en nuestra razón y nuestra justicia.
10. Cultivemos un corazón agradecido (1 Tesalonicenses 5:18). Mientras más desarrollamos una actitud de agradecimiento por el regalo de la salvación y la vida que Dios nos ha dado, más correcta es nuestra perspectiva del ego. Un corazón agradecido es un corazón humilde.
11. Propongámonos hablar bien de otros (Efesios 4:31–32). Decir cosas negativas de otras personas las pone “abajo” y a nosotros nos pone “arriba”. ¡Esta es una forma sutil de orgullo! Hablar bien de otros los edifica y los eleva. Sin embargo, asegúrese de que lo que usted dice no es mera adulación.
12. Tratemos al orgullo como algo que siempre necesita ser puesto al pié de la cruz (Lucas 9:23). El ser orgullosos forma parte de nuestra naturaleza, y lo que trae humildad es la naturaleza de Dios en nosotros. El fundamento de la verdadera humildad es comprometerse a morir diariamente al yo y a vivir por medio del poder de Dios.
8 comments:
Muy lindas las recomendaciones que deja para hacernos humildes. Deseo que Dios me de la suficiente humildad para practicarlas.
Si las seguimos podemos llegar a ser santos como Dios quiere que seamos.
Pero solo con la ayuda de Dios se puede lograr porque sin Dios nada somos.
Gracias por todo que dice en el estudio. Yo engo buscado la humildad y estoy leyendo mucho sobre el tema. Dios los bendiga, no si ve muchos comentarios sera porque las personas no desean ser humildes, o porque no desean mostrar que todavia no son humildes?
Gracias por todo que dice en el estudio. Yo engo buscado la humildad y estoy leyendo mucho sobre el tema. Dios los bendiga, no si ve muchos comentarios sera porque las personas no desean ser humildes, o porque no desean mostrar que todavia no son humildes?
Esta palabra ha sido de mucha edificación para mí espíritu. Gracias a Dios por todas aquellas personas que nos ayudan a formar nuestro camino hacia ÉL.
Gracias x sus palabra..son muy sabias y demuestran un corazon dulce y amable. DTB
Gracias x dar el paso mas importante: La Reflexion. Veamos a Cristo comp nuestro ejemplo a seguir. DTB Grandemente
Gracias x visitarme y espero q este trabajo sea de ayuda para todos ...seguir a Cristo nos llena...Amen...DTB Abundantemente
Muy importante recopilacion de informacion... queda cm favorito en el celu ;) Bendiciones
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